Antes de iniciar cualquier tipo de actividad en altura, resulta fundamental que el operario reciba una formación adecuada, tanto teórica como práctica, sobre el correcto uso del arnés de seguridad con cabo de vida, ya que de lo contrario la efectividad de este elemento de protección personal podría quedar completamente restringida.
Aunque es verdad que el riesgo más evidente que corre un trabajador al emplear cualquier sistema de arnés de seguridad con cabo de vida es precisamente la caída a distinto nivel, también existe otro riesgo muy importante que no suele ser tan conocido y que esconde consecuencias potencialmente letales. Se trata del “síndrome del arnés”.
Este síndrome, generalmente poco conocido incluso entre los trabajadores de altura, también se denomina “síndrome ortostático”, “mal del arnés”, “shock ortostático” o “trauma por suspensión”, y es uno de los factores más importantes a tener en cuenta durante el uso de cualquier sistema de arnés de rescate.
Evidentemente, la suspensión del usuario en un arnés durante un tiempo prolongado provoca ciertas molestias que son razonables por la presión que las mismas correas ejercen sobre el cuerpo. Sin embargo, el movimiento de los miembros y los cambios de posición le permiten al usuario realizar esta actividad sin inconvenientes.
Ahora bien, en un accidente de altura con arnés de rescate, el mayor peligro no está necesariamente en la caída sino en el tiempo de suspensión, cuando la víctima corre riesgos de sufrir lesiones graves con peligro de muerte.
En este escenario, las cintas del arnés actúan a modo de torniquete impidiendo total o parcialmente el paso de la sangre. Si la víctima es colocada en posición horizontal, se corre el riesgo de que la sangre sin oxígeno fluya al resto del cuerpo y ocasione daños irreparables en los órganos vitales.
