Casco, protección ocular y auditiva, guantes y calzados de seguridad, máscara de protección respiratoria, equipos de respiración autónoma, detectores de gases y extractores que permitan la renovación del aire, son sólo algunos de los numerosos elementos de protección personal que deben utilizarse en espacios confinados.
En términos técnicos, un recinto o espacio confinado es aquel que cuenta con aberturas limitadas de entrada y/o salida, ventilación natural desfavorable, que es propenso a la formación de atmósferas deficientes de oxígeno, o a la acumulación de contaminantes tóxicos e inflamables, y que no está preparado para ser ocupado de forma prolongada por una persona.
Los trabajadores no acceden a estos espacios de manera regular sino excepcional, por ejemplo ante la necesidad de efectuar tareas de reparación, limpieza, construcción, pintura o inspección. Frente a una emergencia, los rescatistas también pueden ingresar en recintos confinados, en ocasiones poniendo en peligro su propia vida. Los riesgos en estos recintos son múltiples, ya que además de la acumulación de sustancias tóxicas o inflamables, y escasez de oxigeno, se añaden los ocasionados por la estrechez, incomodidad en la postura de trabajo, iluminación muy limitada, etcétera.
Los siguientes son algunos ejemplos de recintos confinados:
Los trabajos en espacios confinados con llevan una problemática de riesgo adicional que obliga a tomar medidas de precaución más exigentes de lo habitual, sobre todo en lo que respecta a la selección e implementación de equipamiento específicamente desarrollado para tal fin.
En LLAQUINA no sólo comercializamos una gran variedad de elementos de protección personal y equipos de seguridad industrial, sino que además brindamos un amplio asesoramiento técnico.
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